LAS BATEAS EN GALICIA: UN TESORO MARÍTIMO QUE MERECE PROTECCIÓN
En las aguas cristalinas de la costa gallega, un símbolo único de la relación entre el hombre y el mar se alza majestuoso: las bateas. Estas estructuras flotantes, ancladas en las tranquilas aguas de las rías, son mucho más que simples granjas marinas; son testigos de una tradición centenaria y un pilar fundamental de la economía y la cultura de Galicia.
Las bateas, también conocidas como viveros de mejillones, han sido parte integral de la economía y la cultura gallega durante siglos. Sin embargo, su evolución hacia las estructuras flotantes que conocemos hoy en día se produjo principalmente en el siglo XX. Fue en este período cuando se patentaron y se comenzaron a utilizar ampliamente en la acuicultura del mejillón en Galicia.
La implantación generalizada de las bateas en Galicia en el siglo XX se debió en gran parte a la necesidad de encontrar métodos más eficientes y sostenibles para cultivar mejillones en las aguas de las rías. Antes de la llegada de las bateas, el cultivo de mejillones se realizaba principalmente en bancos naturales o en estructuras improvisadas en la costa. Sin embargo, estas técnicas tenían limitaciones en términos de capacidad de producción y manejo.
Fue en este contexto que surgieron las primeras patentes y diseños de bateas flotantes en Galicia. Estas innovadoras estructuras permitían a los cultivadores aprovechar al máximo el espacio disponible en las aguas de las rías, aumentando significativamente la capacidad de producción y facilitando el manejo y la recolección de los mejillones. Además, las bateas ofrecían un mayor control sobre las condiciones de cultivo, lo que permitía obtener mejillones de mayor calidad y tamaño.
La primera batea se fondeó en la ría de Arousa en 1945, marcando un hito en la industria del cultivo de mejillones en la región. Este prototipo inicial presentaba un único flotador en forma de cubo hecho de madera, que soportaba un entramado también de madera donde se colgaban unos pocos metros de cuerda de esparto crudo
A medida que se difundían las ventajas de las bateas entre los productores gallegos, su implantación se extendió rápidamente a lo largo de la costa. Empresas e inversores comenzaron a invertir en la construcción y operación de bateas, dando lugar a un auge en la industria de la acuicultura del mejillón en Galicia. En poco tiempo, las bateas se convirtieron en una característica común en el paisaje marítimo de la región, simbolizando el ingenio y la determinación del pueblo gallego para aprovechar los recursos naturales de manera sostenible.
Además, las bateas no solo se utilizan para el cultivo de mejillones, sino que también se emplean para la cría y cosecha de otras especies como ostras y vieiras. El cultivo del mejillón en Galicia ha alcanzado una producción extraordinaria, con cada batea pudiendo llegar a producir entre 40 y 80 toneladas de mejillones al año, e incluso hasta 100 toneladas en el mejor de los casos.
A lo largo del siglo XX, las bateas continuaron evolucionando gracias a los avances en tecnología y prácticas de cultivo. Se introdujeron mejoras en el diseño y la construcción de las estructuras, así como en los métodos de manejo y recolección de los mejillones. El desarrollo de las bateas en Galicia ha sido un proceso continuo, con mejoras constantes en los materiales y métodos de cultivo. Desde la sustitución de las cuerdas de esparto por nylon hasta la incorporación de acero y poliéster con recubrimiento para mejorar la seguridad y los rendimientos de cultivo, las bateas han experimentado una evolución significativa a lo largo del tiempo. Además, se llevaron a cabo investigaciones para desarrollar nuevas variedades de mejillones y mejorar la resistencia de los cultivos a enfermedades y condiciones ambientales adversas.
Hoy en día, las bateas en Galicia son una parte integral de la economía y la cultura de la región. Miles de personas dependen de la acuicultura del mejillón para su sustento, y las bateas proporcionan empleo y oportunidades económicas a comunidades enteras a lo largo de la costa gallega. Además, las bateas son un símbolo de la rica tradición marítima de Galicia y un testimonio del ingenio y la innovación de su gente.
Sin embargo, a pesar de su importancia, las bateas en Galicia enfrentan una serie de desafíos que requieren una acción urgente para garantizar su supervivencia a largo plazo. La contaminación ambiental, el cambio climático y las presiones económicas son solo algunos de los problemas que amenazan la viabilidad de las bateas. Por lo tanto, es fundamental adoptar medidas para proteger y preservar estas valiosas estructuras, asegurando que continúen siendo parte integral del paisaje y la identidad de Galicia en los años venideros.